miércoles, 5 de septiembre de 2007

Más bestias, menos animales...


El periodista César Hildebrandt -tan apreciado, tan despreciado- publicó dias atrás un artículo en el que protestaba, con esa acidez muy propia de él, por unas fotos exhibidas en la página taurina del diario El Comercio de Lima (24 de agosto). Era un toro que observa a su matarife, instantes antes de ser ejecutado, al igual que otro ya destazado, y que, según el escribidor eran las más repugnantes vistas en toda su vida de periodista. La muerte de las 'bestias' llamadas toros son motivo de fiesta, desde siempre, para los señoritos dueños de este periódico: eso lo sabemos todos y, claro, si al camal del Rímac le llaman 'Plaza' y la admiran, y a la tortura y muerte del toro le llaman 'Arte' y le aplauden, ¿por que habría de extrañarle a Hildebrandt, o a nadie, que anden publicando estas fotos?

Centenaria es la discusión entre las bestias que defienden las corridas y los necios que las condenamos porque amamos a los animales. Entrar en detalles sería más que ocioso y, además, nadie convencería a nadie.
Afortunadamente son ya muy pocos los lugares en el mundo donde se celebra "tan bárbara e inhumana cosa" como le llamaba don Lope de Vega a la "fiesta bruta" de España.
Y, afortunadamente también, conforme avanza el conocimiento y la investigación, el trato -por siglos de atroz injusticia- dado a los animales es cada vez más humano(o mejor, menos inhumano). Los zoocidios -innúmeros, milenarios, siempre impunes-, cometidos contra nuestra hermana especie animal ya van quedando en el negro archivo de la historia de la humanidad. Especies extinguidas o acorraladas y, otras aún, en vias de desaparición, son mudas testigas de ello: ya sabemos que les quedan pocos años de existencia a los chimpancés y a los elefantes en Africa, a la Ballena Azul y al Jaguar y al Oso Hormiguero en América; a los Orangutanes (¡primos hermanos nuestros!), Nutrias y Pandas Gigantes en Asia. No nos engañemos, no podrán salvarse, porque nadie quiere salvarlos...
¡Qué cierta y justa esa dolida y poco recordada frase de Schopenhauer!: "El hombre ha convertido a la Tierra en el infierno de los animales". El filósofo alemán -profundo conocedor de la mente y la conducta humana- amaba entrañablemente a los animales y, en especial a los maravillosos perros, cuya fiel compañía disfrutó hasta el último de sus días.
Allá por 1,900, un valiente desenmascarador de El Comercio de entonces, el inigualable pensador peruano Manuel Gonzáles Prada, escribió en su Horas de Lucha este bello sarcasmo: "Guardémonos del individuo que nunca tuvo un perro..."

Por cierto, alguna vez escuché a César Hildebrandt decir, muy seriamente, que él conversaba con su perro. Yo le creo, pero le podría contar, también muy serio, que al mío, yo no le converso, más bien le escucho...y aprendo.

setiembre 5, 07.

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