lunes, 29 de octubre de 2007

NUESTRA ( RICA ) COCA.














COMO a muchos miles de peruanos, también al doctor Teobaldo Llosa, siquiatra de 66 años, la hoja de coca le ha deparado venturas y desventuras. Angustiado, años atrás, en la búsqueda de soluciones para tratar la drogadicción, practicó, inclusive, la cirugía cerebral ( con la consiguiente satanización por la ciencia tradicional), hasta que decidió, un día, irse a Quillabamba y estudiar 'in situ' los efectos de la cocaína natural contenida en la hoja de coca.
Allí, estudió la sangre de los campesinos que durante 30 o 40 años, seis dias por semana, consumían la sagrada hoja...y lo único que les encontró fueron parásitos. De ahí a la fecha, mucha agua de nuestro sucio Rimac ha corrido bajo el puente, pero los hallazgos científicos, ya irrebatibles, son estos: la hoja de coca es un extraordinario energético natural y antifatigante, que controla el apetito sin desnutrir. Contiene, además, casi 20 veces más calcio que la leche, posee el ansiado betacaroteno y otros antioxidantes (vitaminas B y E) y, también, una impresionante y envidiable colección de minerales.
El doctor Llosa, ahora todo un personaje mundial (además ciclista, poeta -cómo no- y autor de un libro:
Médicos contra pacientes) lucha por demostrar que no es verdad lo que la ignorancia popular y los grandes intereses -defendidos por la prensa- quieren hacernos creer: que la coca es sinónimo de droga y hay que combatirla. Este peruano, aquí y en EE.UU, ha curado y cura la drogadicción... con mate de coca. Hay que escucharlo bien: "La cocaína por la boca no exita,no transtorna, no crea paranoia, sino estimula como un café"; así nos lo dice y nos lo repite, con sabia paciencia. Por ello, se ha vuelto un promotor activo de la industrialización de la hoja, sea como harina, en cápsulas, en cremas anestésicas, en chocolates (ya se fabrican en Colombia), y, también, de los tallos y hojas que sirven para fabricar, y con mucho éxito, papel y cartón.
Pero -insistirán siempre los incrédulos-, ¿la cocaína no es droga? Otro ilustre galeno peruano (en realidad mitad francés y mitad cholo), el doctor Sacha Barrio -también un apasionado defensor del uso de la coca-, con gentil sencillez nos desasna: "consumida en la hoja, la cocaína se degrada con la saliva, que es alcalina, y se convierte en benzoil-ecgonina que es un energizante". Este joven, y ya famoso médico, ha logrado en China curaciones extraordinarias de casos de ezquizofrenias y agudas depresiones con un importante aporte de harina de coca, concluyéndose así que ,hoy por hoy, el mejor antidepresivo natural que existe en el mundo es ... nuestra rica coca.


¡Pensar que han tenido que pasar más de 6 mil años para que los peruanos volvamos a descubrir las bondades de esta hojita sagrada llamada coca! Ya en Caral -la civilización más antigua de América- se consumía la harina de coca, según vestigios encontrados, y en todo el incario, como sabemos, la hoja fue parte vital de su rica cultura. El Inca Garcilazo la menciona generosamente en sus Comentarios Reales y -no lo olvidemos nunca- algunos millones de indios sobrevivieron al genocidio colonial (más de 10 millones de muertos) ayudados por los efectos benéficos de la hoja. Sin embargo, en los años cincuenta, los sabios de la ONU (patio trasero de los EEUU) incluyeron a la hoja de coca en la lista de drogas nocivas, en flagrante y estúpida confusión con el clorhidrato de cocaína, dando lugar, así, a interminables y millonarias campañas para su erradicación. Cabría aquí una simple pregunta, inocente pero válida: ¿y por qué para combatir el alcoholismo nunca se intentó erradicar la cebada, materia prima del whisky o la cerveza?
Lo cierto es que todo lo hecho por los gobiernos ha fracasado y seguirá fracasando pues, teniendo a un mercado incontenible de drogadictos en los EEUU y Europa y siendo socios del grande y turbio negocio los mismos políticos y militares que lideran esas campañas, los "planes Colombia" y otros similares, son simples e hipócritas 'saludos a la bandera'. En lugar de la irreversible deforestación y la terrible contaminación química producidas por estas "erradicaciones" o la novel política de 'cultivos alternativos', lo único inteligente y patriótico, es su cultivo protegido y controlado para su industrialización total. Así, y sólo así, la riqueza de la coca se trasladará de las manos de los narcos y sus cómplices industriales y gubernamentales a las de miles de campesinos y sus familias que hoy sufren la más irracional explotación y persecución.
Esta impostergable lucha por la reinvindicación e industrialización de nuestra rica coca, bajo el lema:"Erradicación:no, industrialización:sí", ¿no debería ser una consigna de carácter històrico para las nuevas generaciones de peruanos?

Hoy, 29 de octubre, se escucha por una radio que, allá en los lejanos valles cocaleros, miles de campesinos se han levantado en protesta por las erradicaciones forzadas. Se han tomado carreteras y, seguro, habrá violencia. Pero, afortunadamente -así lo dictamina la prensa- millones de peruanos tendrán un mejor motivo de preocupación: esta tarde -en Brasil- juega la selección de fútbol, señores, y todos tenemos que estar unidos: "¡Vamos Perú, carajo!".

oct.29.




lunes, 22 de octubre de 2007

VIVE LA FIESTA . . .

37 BELLOS TOROS, COMO ESTE, MUY PRONTO,

SERÁN LLEVADOS A UNA PLAZA.

AHÍ LOS TORTURARÁN, LENTA Y EFICAZMENTE.

Y LOS MATARÁN,

ENTRE VÍTORES Y APLAUSOS

DE BACANTES Y BABEANTES.

No lo olvides: Desde el 28 de octubre en el Camal de Acho. Lima
Un espectáculo inolvidable.



sábado, 20 de octubre de 2007

DIA DE ACCION DEL BLOG

EL 15 DE OCTUBRE SE CELEBRO EL DIA MUNDIAL DEL BLOG POR LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE. ¡UNETE TU TAMBIEN!

martes, 9 de octubre de 2007

"Colabórame, pe"


EN una revista política -cuyo nombre he preferido olvidar-, escribí, tiempo atrás, un pequeño editorial bajo el título de: '500 mil gigas'. En él, tocaba el caso de los innumerables (este no es un simple adjetivo, pues, efectivamente, nadie sabe cuántos son) niños callejeros de Lima quienes, también en innumerables esquinas de la gran ciudad, nos aguardan, dia y noche, para tocarnos la luna del carro y pedirnos una monedita.

"Colabórame, pe.." es su conocida frasesita de cliché; la dicen mientras rápidamente le pasan un trapito al parabrisas o te ofrecen caramelos para justificar 'comercialmente' su ruego. Hay niños de todas las edades: de 3, 5 u 8 añitos. Dicen, algunos, que no hay que darles nada, que se acostumbran a pedir limosna o que son enviados por padres parásitos explotadores. Lunas arriba, pues.¡Que se jodan! Inclusive, en un elegante distrito capitalino -San Isidro- se han visto bonitos letreros pidiendo a los ciudadanos que no entreguen limosnas en las esquinas para, así, ahuyentar a los niños, esos de nuestro cuento: tienen razón los cultos sanisidrinos: los harapos y las caras sucias no 'le van' a ese elegante barrio de inmaculadas avenidas en donde cada palmera tiene su propio reflector eléctrico y las flores se siembran y se botan cada 3 meses.

Pero, lo que que mencionábamos nosotros en ese editorial, era que había un doble drama en esa situación de los niños de la calle. Todos ellos, seguramente por la desnutrición, el engaño de una educación paupérrima y la exclusión social en general, acabarán sus vidas entrampados en la pobreza; pero, de lo que no se suele hablar es que, con cada niño de la calle, se pierde, irremediablemente, una maravillosa oportunidad de contar con un ser dotado de un cerebro con una potencialidad hasta hace poco incalculable, pero que hoy sí la podemos medir y comparar.
En el mundo de la computación, se sabe que un bit es la más pequeña unidad de almacenamiento, por decir, una letra. El bite son 8 bits; sigue el kilo-bite que significan 1024 bites, luego el mega bite...y -finalmente-, el giga. ¿Qué es un giga? Nada menos que mil millones de bites. Vea usted su buena computadora que andará por los 6 u 8 gigas de memoria. Es una gran computadora.
Pero, sepa esto: el niño callejero, como todo niño de su edad, tiene en su cerebro 500 mil gigas. Dejo a la imaginación las comparaciones.
Simplemente, cerraré esta nota, recurriendo a un comentario que, justamente sobre este tema, hiciera -tiempo atrás- el periodista Jorge Lanata: "...en la cabeza del chico que hoy les pidió limosna en un semáforo entran 125 mil computadoras como la mía. Digo esto para que entendamos, en otros códigos, lo que se pierde cuando un chico no come. Eso es lo que se pierde".

En el Buenos Aires de Lanata o en esta inhóspita Lima, son miles (¿o millones?) los ojos que nos miran a diario -algunos atónitos, otros furiosos- pero, estoy seguro, todos maldiciendo el haber nacido en el apartheid de la pobreza; esperando una remota oportunidad. ¿La tendrán algún día?



lunes, 1 de octubre de 2007

El Peru perdido


ENTRE las muchas cosas que uno va perdiendo por la vida, recuerdo aún, cierto trozo de papel que tenía impreso un mapita del Perú y que, una noche ya lejana, en la ciudad de La Habana, se lo extendí -entre nervioso y apurado- a un gigantón vestido de verde que lo miró, sonrió, y estampó su firma en él. Ahora -luego de 30 años - recuerdo bien que la hojita se la había arrancado a mi agenda de bolsillo segundos antes de estar, cara a cara, con "el comandante Fidel" (Castro, por supuesto).
Tiempo después, en una de esa tantas mudanzas de trabajo -pesadillas de la que nadie está libre-, el mapa autografiado, ya enmarcadito y todo... se me extravió, y, desde entonces, maldigo a quien lo pudiera tener, si es que pudo devolvérmelo y no lo hizo. Especialmente por estos dias, en que parece que Fidel anda ya con visibles ganas de marcharse de este mundo, me gustaría tener el famoso recuerdito colgado de la pared o encima del escritorio, o donde sea, pero conmigo. Total, así nomás no se tiene una autógrafa de quien, seguramente, será recordado - aparte de los odios y los amores que despertó entre muchos- como el revolucionario utópico más grande de la historia de la humanidad.
Revolucionario, porque transformó a un pequeño país, colonizado política y económicamente, con su triste celebridad de ser el bello lupanar de las mafias norteamericanas, en una nación soberana ( que pasó de condición de país objeto a país sujeto, como decía Octavio Paz), y en la que, por lo menos, se logró algo que, hasta hoy, sigue siendo un sueño inalcanzable para el resto de Latinoamérica: "Un país en que nadie se acuesta sin comer y todos se levantan con un trabajo". La frase va en comillas porque la pronunciaba un tal Ramón Castro, dizque hermano del Comandante, y que allá por los 70' dirigía un mega proyecto de producción lechera en la isla.
Espinoso tema el de Cuba. Que si Fidel es un dictador o no, que si hay democracia o no, que si hay libertad de prensa o no. Quizá no se logra entender que es absurdo tratar de interpretar la realidad de una utopía socialista, a la que ha contribuído mucho el aislamiento norteamericano, con criterios que sí son parámetros entre nosotros, el resto de países pobres, occidentales y muy cristianos. 'Democracia', con elecciones manipuladas por los medios y ante electores semianalfabetos o desinteresados de la politca; 'libertad de prensa', para los 4 o 5 millonarios que pueden abrir canales de TV o cadenas de diarios. Eso no podría existir en la Cuba de hoy, pues, precisamente, esas "democracias" y esas "libertades" fueron causa y cómplices de la Cuba colonizada. Es bastante claro y lógico. Pero, hoy en día, después de -casi- medio siglo de revolución ¿qué pensarán los cubanos? ."Huyen por miles" dicen algunos, como prueba del fracaso de la revolución..."¿y cuántos millones se van del resto de latinoamérica?", replican los defensores de la misma.
Sin caer en demagogias ni romanticismos, se puede decir que es totalmente cierto, porque lo es, que los cubanos siguen siendo pobres: sin niños mendigos ni ancianos limosneros, pero siguen siendo pobres; con educación y atención médica gratuita, pero siguen siendo pobres. La revolución, aunque liquidó las lacras del "subdesarrollo", no ha podido dar el siguiente salto de sacar de la pobreza media a la isla. Sí cumplió plenamente con esa primera gran meta de acabar con la miseria y la injusticia social; eso nadie lo ha podido ocultar y por ello será que, pese a todo lo que se diga, los cubanos siguen queriendo a Fidel; por ello será que, pese a todo lo que leemos, en las calles de La Habana -capital sin carros de lujo y sin tentadoras tiendas de ropa-, curiosamente, nunca hay marchas ni mítines contra el gobierno, sean de trabajadores o estudiantes, como sí las hubo -violentas y sangrientas- contra todas las tiranías antes de Castro y como las que abundan, hoy, a diario en nuestros libérrimos países.
El autor de esa utopía (¡hacer una revolución socialista en las narices de los Estados unidos!), ahora octogenario y de cara a la muerte, se me ocurre que, tal vez, podría volver a proclamar, esperanzado, lo que les enrostró alguna vez a sus juzgadores: "Condenadme, la historia me absolverá". Dejémoslo en paz, entonces.

De esa lejana noche cubana, la del autógrafo perdido, quedó por allí una fotografía tomada por un oficial de Fidel. En ella, aparecemos muchos jóvenes arremolinados en torno al comandante y a su costado, una peruana -que me había seguido valientemente a la isla-. Ella, tiempo después y por razones que no he entendido plenamente, se casó conmigo. De manera que, parafraseando a Mariátegui, puedo decir que en ese viaje a Cuba, desposé unas ideas y también una mujer.

oct.3.